lunes, 9 de agosto de 2010

El grupo Abén Humeya en Almócita 2010

 foto: Rene van Es
Para comprender a un pueblo no te puedes conformar con contemplar sus paisajes, pasear por sus calles, visitar sus monumentos analizando la arquitectura y leer su historia.

Este es el primer paso, te lo aseguro.
Para comprender a un pueblo es necesario cantar sus canciones, vestir sus trajes, bailar sus bailes, comer en sus mesas y hablar su idioma.

Y, sobretodo, es necesario mezclarte con ellos para hacer un buen potaje, para poder reír con sus gentes compartiendo sus alegrías y llorar, arrimando el hombro, sus desgracias.

Y eso, estimado lector, lleva tiempo. Predisposición y tiempo. Necesitas "estar dispuesto" a hacer un paréntesis y a olvidarte de lo tuyo, de tus rutinas y costumbres. Porque a veces, casi sin darnos cuenta, nos creemos que lo nuestro es "lo mejor" y cuando interactuamos con otro pueblo tenemos casi la necesidad de imponer nuestro criterio, perdiendo la oportunidad de enriquecernos, de reconocer que existen múltiples formas de vivir y aceptar que, en la vida ,no siempre dos más dos son cuatro.

Ayer domingo 8 de agosto de 2010, en Almócita (Alpujarra almeriense), actuamos el grupo Abén Humeya como representante del pueblo de Válor en el XXIX Festival de Música tradicional de la Alpujarra.
Este grupo formado por cuerdas (bandurrias, laúdes y guitarras) y voces femeninas es un clásico del festival y participa desde los inicios, en el año 1982.
Interpretamos un pasodoble instrumental y un romance titulado "El crimen de primeras aguas" que cuenta la muerte de dos guardias civiles a manos de unos gitanos ladrones.

Os puede sorprender que hable en plural, incluyéndome en el grupo. Pero así es. Este grupo, en un acto de generosidad y aceptación, me ha permitido formar parte de él ya por segunda vez. Gracias José y gracias a todos por aceptarme en esta formación musical de gran calidad. Gracias por dejarme latir con vosotros, por explicarme las historias de mis antepasados, por enseñarme a sentir en los pies el ritmo de los pasodobles y las mazurcas, por dejarme ser, libremente, quien soy, una "catalándalus" hasta la médula.

Me fascina la simplicidad de vuestro arte, me maravilla la naturalidad con la que os expresáis, me seduce el sonido de vuestras cuerdas y las voces que, entretejidas como una buena jarapa, suenan al compás de los ojos de olivo de José , el gran José, el jefe, el alma, el líder.

Ahora comprendo mejor este pueblo y,  lo mejor de todo, ahora ya soy una pequeña parte de él.

2 comentarios:

  1. Buen post. Me gusta la frase: "Para comprender a un pueblo es necesario cantar sus canciones, vestir sus trajes, bailar sus bailes, comer en sus mesas y hablar su idioma." Me parece que es la esencia de viajar (ojo, no confundir con hacer turismo).

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias Albert por tu comentario.
    Sé que eres un gran viajero!!
    Teresa

    ResponderEliminar