domingo, 29 de agosto de 2010

No llevo la cuenta...(texto de Luis Vidaña)

Foto: René Van Es

Una de las características que han definido la comarca de la ALPUJARRA prácticamente hasta los años sesenta del pasado siglo ha sido el aislamiento debido a dos factores básicos: el relieve del terreno que ha dificultado la entrada masiva de personas de otros lugares próximos o lejanos, y  la dificultad en las comunicaciones con el exterior para la gran mayoría de habitantes de esta comarca granadina.
Ambos factores se han superado durante las últimas décadas gracias a las mejoras en los medios de comunicación y de transporte. Así, de las diligencias que recorrían la comarca durante el siglo XIX, con muchas penalidades para los animales de tiro debido a la fuerte pendiente del terreno y de las dificultades del pavimentado de los caminos, se ha pasado a las carreteras actuales y a la proliferación por todos los pueblos de los coches individuales, a parte de la famosa ALSINA (alsa) con unos niveles de calidad iguales a los que presentan los autobuses de cualquier otra zona del país.
Y de la pobre radio, presente en muchos hogares durante las décadas de 1940-1960, con dificultades de recepción de muchas emisoras españolas y por contra, con gran facilidad de escucha de emisoras en francés y en árabe (procedentes de Marruecos); al gran salto con la comunicación con el exterior primero de la televisión en fase incipiente en blanco y negro durante los años 60.
En Válor, durante nuestra infancia, recordamos dos TV a las cuales acudíamos un amplio público durante los años 60 y principios de los 70: la TV parroquial ,donde los chavales del pueblo nos reuníamos los sábados por la tarde para ver la película de turno, y como sucedía en los cines, las madres nos llevaban la merienda para no interrumpir el visionado de la pantalla mágica; y la televisión “comunitaria” del bar de Emilio Juárez, sobretodo cuando televisaban toros o partidos de fútbol.
Foto: René Van Es

Por tanto, la televisión y los coches han sido dos agentes de primer orden en la ruptura del aislamiento tradicional de los habitantes de la Alpujarra, a los cuales se pueden añadir otros muy importantes como la emigración y el consiguiente flujo de información, experiencias y vivencias que implican un empuje para el cambio social y económico; y ,por citar otro factor que durante la últimas década esta contribuyendo a cambiar los hábitos, sobretodo de los más jóvenes ,podemos mencionar INTERNET, la telefonía móvil, etc.

No obstante, lo que nos ocupa en este pequeño relato no es únicamente explicar el marco general de la evolución de la comarca alpujarreña  sino  que también nos interesa cómo poder recuperar expresiones y vivencias de personas de cierta edad que todavía hoy en día nos sorprenden con sus recuerdos.
El relato siguiente da testimonio de lo que pretendemos comunicar:
Foto: Rene Van Es

Durante este verano de 2010,  en el contexto de una fiesta familiar de cumpleaños de un niño (3 años), una de las personas allí presentes de 88 años, interpelado por la madre del homenajeado en relación a su familia y hijos contesta:

- Tengo dos hijos ya casados, uno vive en el pueblo y el otro se ha ido al El Ejido porque aquí no hay trabajo para sacar la familia adelante.
-Y que edad tienen?- pregunta la madre
-No llevo la cuenta.

Probablemente si la pregunta se hubiera realizado a la madre, sin la menor duda la respuesta habría sido precisa; pero está claro que entre las funciones de los padres no se encontraba la de saber en cualquier momento la edad de los hijos.

En otros casos que nos hemos encontrado, muchas personas de cierta edad tampoco recuerdan con precisión su edad o su fecha de nacimiento. Está claro que eso no era una prioridad social como tampoco el control formal y administrativo de estas cuestiones y como prueba de ello vivimos una experiencia durante los años 60 que da fe de lo que estamos contando.

Era frecuente alquilar el taxi del pueblo para ir a Barcelona en Alicante, dentro del contexto emigratorio de estos años. Estos vehículos se ocupaban al máximo de su capacidad, tanto de personas como de bultos (maletas, cajas de productos autóctonos, etc.). A lo largo de estos viajes era frecuente encontrar las parejas de motoristas de la guardia civil.
En uno de los viajes, la guardia civil para el vehículo y solicita la documentación a los ocupantes. Recuerdo perfectamente como una de las mujeres de cerca de 40 años no pudo presentar su DNI, sencillamente porque nunca se lo había sacado.
La cosa no fue a más, con el compromiso de proceder al citado trámite administrativo al llegar al destino, pero denota una realidad social que también caracteriza el ayer de la Alpujarra.
Foto: René Van Es

Probablemente el “hombre” no se hubiera visto en un episodio como el anterior, ya que la ruptura con el cordón umbilical  se solía producir con la llamada a filas ,el servicio militar, la MILI.
La batallas y historietas vividas durante la mili han constituido una de las primeras fuentes de información de padres a hijos sobre las maravillas del mundo exterior.

Y para cerrar este pequeño relato, decir que también la “quinta” es la referencia de muchos mayores de los pueblos de la Alpujarra para referirse a su edad y para determinar qué hombres del pueblos son mayores o menores.

Luis Vidaña

miércoles, 25 de agosto de 2010

soplillos poéticos

foto: José Antonio Moreno




 Un soplillo es un dulce típico de la zona de Granada hecho a base de clara de huevo, azúcar, almendras y ralladura de limón. El resultado es satisfactorio cuando su textura es seca, ligera y muy, pero que muy crujiente.

Un haikú es un poema breve de tres versos de 5,7 y 5 sílabas respectivamente. Es una de las formas de poesía tradicional japonesa más extendidas.
Pretende describir fenómenos naturales o la vida cotidiana de la gente. Tanto el contenido temático como la estructura formal están influenciados por la filosofía zen.

Personalmente es una de las formas métricas que más me agrada. No sólo por su sencillez y brevedad, sino por su capacidad de evocar, de sugerir, de captar la fugacidad del momento como si de una fotografía instantánea se tratara.
Los guardo como cachitos de placer en las retinas, resultado de itinerarios paseados o imaginarios.


Y si el haikú es una miniatura poética reservada para alimentar el alma o la mente , el soplillo es un instante de goce para el paladar, diminutivo de soplo, tiempo brevísimo, fugaz. El mismo tiempo que uno puede invertir en leer un haikú: poco menos que un suspiro.

soplillos casa Ortega

Y a pesar de que la ingestión de azúcar pueda adormecer la mente dejándola en una situación de inconsciencia ante la belleza y el mundo y eso, precisamente, no es lo que pretendan los haikús, no puedo resistirme a la idea de fusionar los soplillos alpujarreños con los haikús japoneses. 

Quizás la afirmación de  Federico García Lorca ens sus versos heptasílabos 
  "El poeta es el médium
   de la Naturaleza,
   que explica su grandeza
   por medio de palabras"
sea cierta y haya ese deseo secreto de verbalizar el cosmos, de comunicar lo inefable.
 Y no sólo eso, quizás también haya cierta necesidad de entremezclar para refundirlo todo, ya sea para degustar con el paladar, con la vista y el tacto o con el sentimiento. Así pues, de este  noviazgo multicultural  surgen los siguientes versos :
           I
El tiempo es dulce
si, entre labios, soplillos
desvanecemos


           II
Cálida tierra
como abrazo de madre
Gran Alpujarra.





          III
Salto de potro
entre ríos y montes
grita el silencio


foto: José Antonio Moreno
          IV
Ebria la tierra
de vino negro lomas
ríos abstemios




          V
Cañada hierro
danza del sol en roca
sobre tomillo



          VI
Paredes niñas
impolutas y blancas
tiernas aldeas

foto: José Antonio Moreno

          VII
Rayos de mano
incendio de la tarde
sol encalado





          VIII
Juncos por brazos
enraizadas las manos
paloma en labios

          IX
Grietas en tierra
desafio de almendros
miel en desierto


Foto: José Antonio Moreno

          X
Monte caballo
fiel al sol de la tarde
crines de sangre



           XI
Dedos de esparto
manantial de secretos
llena de vida

          XII
Paisajes lobos
aúllan por la noche
feroz misterio



         XIII
Tierra de plata
bajo olivos frondosos
Sierra de Válor




          XIV
¿Sabe la hormiga
que su fuerza vital
nos desmorona?


foto: José Antonio Moreno










       XV
Silencio estricto          
de la nada belleza         
que tanto asusta

          XVI
Salpica el Tiempo,
sin lógica aparente,
los calendarios.








domingo, 22 de agosto de 2010

La tienda (texto de Luís Vidaña)

Foto Rene van Es

 LA ALPUJARRA DE E.T.E
A veces las siglas pueden llevar a confusión. Evidentemente, el protagonista de la película de ciencia ficción "ETE" no tiene nada que ver con la Alpujarra, en todo caso también hubiera podido ser un lugar de aterrizaje para su platillo volante.

Bajo las siglas E.T.E se ocultan tres nombres propios de personas muy ligadas a la Alpujarra: el de Elvira, nombre granadino al cien por cien y el de sus dos hijas: Teresa y Elvira.

Concretamente Teresa, la benjamina de la casa, ha creado este blog donde se inserta esta pequeña aportación literaria, con la finalidad de iniciar una colaboración en el sentido de descubrir y dar a conocer pequeñas historias relativas a la personalidad y a la idiosincrasia de las gentes que han poblado en el pasado y habitan actualmente esta comarca de Granada y Almería denominada ALPUJARRA.

Teresa es una persona catalano-alpujarreña que durante estos últimos años, o mejor dicho veranos (ya que es en esta estación cuando habitualmente pasa sus vacaciones en el pueblo de Válor, localidad donde la historiografía sitúa al rey de los moriscos, Abén Humeya, y también pueblo natal de su familia, los Castro. De hecho, entre ambas viviendas familiares encontramos únicamente una distancia de 100 metros.

Como podrán deducir las personas que consulten o colaboren en el blog, nos encontramos ante una promotora con energía, con fuerza y creatividad combinadas con el ímpetu y la sensibilidad que caracterizan  el espíritu alpujarreño.
Probablemente detrás de estos rasgos de su personalidad se encuentren las razones por las cuales sus antecesores, básicamente Bienvenido y Nicolás, en un marco de autarquía característico de la postguerra civil, dentro de una economía de subsistencia y de férreo control social en todos los sentidos, supieron mejorar la situación económica recibida por sus padres y convertirse en una familia burguesa y comercial en un momento histórico difícil.
Foto Rene van Es

No solamente esto, sino que Nicolás, Nicolasico el de la tienda como aún es llamado in memoriam, se convirtió en un auténtico dinamizador de la fiesta por antonomasia de Válor, la representación de los "Moros y Cristianos".

Hoy en día, de ese esplendor queda, a parte del recuerdo de E.T.E y del resto de la familia Castro, así como de los habitantes de cierta edad de Válor, el testimonio más palpable de la historia de la familia de Elvira Teresa y Elvira: LA TIENDA.

La casa familiar, conocida popularmente como "la casa de la tienda", ya que una parte de la planta baja tuvo esa finalidad hasta prácticamente los anños 70, ha mantenido en su conjunto durante los últimos 40 años el carácter y los rasgos de esplendor de otro tiempo no demasiado lejano.

La matriarca, Elvira, ha sabido transmitir a sus hijas y nietos/as la necesidad  de conservar, en un contexto general de cambio y, en consequencia, poco favorable a mantener los inmuebles y muebles del pasado, con su tesón y perseverancia, a mantener la casa lo más intacta posible, así como de todos los objetos, mobiliario, equipamiento, etc...que le confieren una personalidad propia y la convierten en una casa única dentro del contexto de la Alpujarra Granadina.

Cuando se accede a la casa de la tienda es como retroceder 50 años en el tiempo y reconocer de forma muy fiel  la realidad de la Alpujarra de los años 1940 a 1970, es decir, durante tres décadas durante las cuales los cambios fueron mínimos.

Las personas de una cierta edad, cuando acceden al citado espacio, experimentan una emoción especial porque reconocen los objetos, el mobiliario, los enseres y, sobretodo, se sitúan ellos mismos dentro de un contexto que els resulta familiar y emotivo.

La finalidad de Elvira y sus hijas es muy clara: hacer todo lo posible por mantener la "Tienda" como una casa-museo "viva", a diferencia de lo que sucede, por ejemplo, con el museo alpujarreño de Jorairátar,sin menospreciar la buena intención y el carácter altruista de su promotor.
Luís y Elvira


No tenemos la menor duda que, con la fuerza, energía y sensibilidad de nuestras amigas y compañeras de veraneo, el futuro de la Tienda está en buenas manos.

¡SUERTE!
Luís Vidaña





martes, 17 de agosto de 2010

Natalio Garrido, el gran "rústicoman"

Natalio y la mula Cordero
En el diccionario de la lengua española , el término "rústico" atribuido a las personas significa: "persona que ha nacido y vive en una zona rural."
Como sinónimos aparecen "aldeano, labriego y campesino".
Todos estos términos cooinciden con el protagonista de la historia de hoy. Sí, Natalio nació y vive en una zona rural. Es un aldeano de Válor, es labriego y  es campesino.
Es, por consiguiente, un "rústicoman" con todas las letras (sobretodo teniendo en cuenta que lo es por voluntad propia, puesto que de joven emigró a Barcelona donde estuvo trabajando en un bar de la calle Balmes durante ocho años).
Pero a mi, conociéndolo a él y a otros rústicos de la zona, me saben a poco estos vocablos.
Porque un "rústicoman" es Naturaleza pura, es Universo, es Inteligencia. Es Templanza, Valor y Paciencia.
Es un hombre con sentido y con una sensibilidad suprema, alguien que es capaz de percibir el aleteo de una avispa a un Km de distancia y el acecho de un jabalí escondido entre la maleza sin necesidad de verlo.
Envidio ese "estar conectado con el entorno" ese "sexto sentido" primigenio que te protege y te ayuda , esa "vista panorámica" que detecta un chorro de agua en lo alto de la sierra en días de niebla.
Y a mi se me abren los oídos como dos ventanales frente al mar cuando, ya al atardecer, se viene a mi porche a charlar un rato y me dice "Cucha que te diga...vamo a ve" (en fonética alpujarreña). Porque Natalio habla con tal propiedad y afluencia que, cada vez que le escuchas te arrepientes de no tener bolígrafo o grabadora en mano.
Le encanta explicar historias de la zona. Porque la siente y la vive con pasión. Porque, como muy bien dijo en el pregón de las fiestas de moros y cristianos en septiembre de 2008 , haciendo referencia al texto original ,:"Los hijos de Válor es mucho el honor que tenemos, y aquí, desde que nacemos, sabemos todos luchar".
Y es verdad. Él sabe luchar. Él sabe lo que es tener que aceptar el flujo desigual de la vida, el aceptar que un vendaval de media hora te haga trizas la cosecha de pimientos o que el jabalí suelto se te coma el maíz. Sabe lo que es caminar horas y horas para que los campesinos puedan regar sus paratas. Porque Natalio también ha sido acequiero y se conoce cada gota de agua de la sierra. Y sabe de perseverar. Por eso Natalio es incansable, inagotable. Porque, según palabras del filósofo Francesc Torralba, la perseverancia es el antídoto contra el cansancio.

Natalio y la yegua Chica
El campo, el cuidado y adiestramiento de los animales, la sierra y el agua le aportan a Natalio la paciencia necesaria para aceptar los vaivenes de la vida.
Las relaciones sociales y la participación en la fiesta de los moros y cristianos desde niño  (ya a los cinco años empezó a ir a los ensayos con su padre, expone en el pregón para las fiestas del Santo Cristo de la Yedra de 2008) le dan ese toque de fantasía e imaginación que le hacen vibrar como ser humano no sólo conectado con la naturaleza, sino también con sus congéneres.
De este verano 2010 me quedo con una frase suya, emergida desde el fondo de su alma, después de contarme historias de pérdidas y sufrimientos: "Mira Teresa, a veces la vida se pone tan cuesta arriba que no todo el mundo tiene fuerzas para subirla".
Pero Natalio sí que sabe dosificar sus fuerzas subiendo con pasitos cortos cada cuesta y siente, como uno de los protagonistas de la novela de Rosa Montero, Te trataré como una reina, que "Quizá, después de todo, mereciera la pena esta interminable lucha del vivir."







lunes, 9 de agosto de 2010

El grupo Abén Humeya en Almócita 2010

 foto: Rene van Es
Para comprender a un pueblo no te puedes conformar con contemplar sus paisajes, pasear por sus calles, visitar sus monumentos analizando la arquitectura y leer su historia.

Este es el primer paso, te lo aseguro.
Para comprender a un pueblo es necesario cantar sus canciones, vestir sus trajes, bailar sus bailes, comer en sus mesas y hablar su idioma.

Y, sobretodo, es necesario mezclarte con ellos para hacer un buen potaje, para poder reír con sus gentes compartiendo sus alegrías y llorar, arrimando el hombro, sus desgracias.

Y eso, estimado lector, lleva tiempo. Predisposición y tiempo. Necesitas "estar dispuesto" a hacer un paréntesis y a olvidarte de lo tuyo, de tus rutinas y costumbres. Porque a veces, casi sin darnos cuenta, nos creemos que lo nuestro es "lo mejor" y cuando interactuamos con otro pueblo tenemos casi la necesidad de imponer nuestro criterio, perdiendo la oportunidad de enriquecernos, de reconocer que existen múltiples formas de vivir y aceptar que, en la vida ,no siempre dos más dos son cuatro.

Ayer domingo 8 de agosto de 2010, en Almócita (Alpujarra almeriense), actuamos el grupo Abén Humeya como representante del pueblo de Válor en el XXIX Festival de Música tradicional de la Alpujarra.
Este grupo formado por cuerdas (bandurrias, laúdes y guitarras) y voces femeninas es un clásico del festival y participa desde los inicios, en el año 1982.
Interpretamos un pasodoble instrumental y un romance titulado "El crimen de primeras aguas" que cuenta la muerte de dos guardias civiles a manos de unos gitanos ladrones.

Os puede sorprender que hable en plural, incluyéndome en el grupo. Pero así es. Este grupo, en un acto de generosidad y aceptación, me ha permitido formar parte de él ya por segunda vez. Gracias José y gracias a todos por aceptarme en esta formación musical de gran calidad. Gracias por dejarme latir con vosotros, por explicarme las historias de mis antepasados, por enseñarme a sentir en los pies el ritmo de los pasodobles y las mazurcas, por dejarme ser, libremente, quien soy, una "catalándalus" hasta la médula.

Me fascina la simplicidad de vuestro arte, me maravilla la naturalidad con la que os expresáis, me seduce el sonido de vuestras cuerdas y las voces que, entretejidas como una buena jarapa, suenan al compás de los ojos de olivo de José , el gran José, el jefe, el alma, el líder.

Ahora comprendo mejor este pueblo y,  lo mejor de todo, ahora ya soy una pequeña parte de él.

jueves, 5 de agosto de 2010

alpujarrear


foto: Rene van Es
Hoy, cinco de agosto del año 2010, acaba de nacer un nuevo verbo de la primera conjugación: el verbo alpujarrear.

En este preciso momento se me ocurre conjugar serenamente el tiempo presente: yo alpujarreo, tú alpujarreas, él alpujarrea, nosotros alpujarreamos, vosotros alpujarreáis y ellos alpujarrean.

Cuando vuelva de vacaciones, a finales de agosto, conjugaré susurrando con pesar y boca nostálgica el tiempo pasado: yo alpujarreaba, tú alpujarreabas, él alpujarreaba, nosotros alpujarreábamos, vosotros alpujarreábais y ellos alpujarreaban.

Pasados el otoño, invierno y primavera del año que está por venir, más o menos a principios de julio del 2011, conjugaré nuevamente con ilusión y a voz en grito el tiempo futuro: ¡yo alpujarrearé, tú alpujarrearás, él alpujarreará, nosotros alpujarrearemos, vosotros alpujarrearéis y ellos alpujarrearán!

Todo el año alpujarreando, que es gerundio.
Y el gerundio implica movimiento e incluye pensamiento y acción y me da la sensación de que , juntos, avanzamos y que yo aporto algo. Me da la sensación de que “estamos en ello”, aplicándonos, con respeto, para mejorar algo.

Todo el año alpujarreando, intentando conjugar todos los tiempos de este nuevo verbo.
Porque, para mí, alpujarrear es sinónimo de saborear, de deleitar, de imaginar, de soñar,de sentir, de percibir, de comprender y de aprender, que de eso se trata en la vida, ¿no te parece?.

Así que, estimado lector, sólo me queda invitarte a participar en este nuevo blog bautizado con el gerundio “alpujarreando” y decirte: “ ¿y tú...te atreves a alpujarrear?”.

martes, 3 de agosto de 2010

La burra Margarita y ...

No sé exactamente por qué motivo los burritos son animales que, desde la infancia, percibimos como seres tiernos, dulces, como grandes peluches con respiración verdadera y, así sin quererlo, nos acercamos a ellos y, sin preguntarles si están conformes, nos subimos a sus lomos como chiquillos en busca de revivir esa sensación remota de ser un gran jinete protagonista de los mejores dibujos animados.
En mis recuerdos infantiles conviven dos pueblos, Vilanova de Meià i Válor, y en ellos dos burritos plateros (bueno...en el primero...un burro catalán y en el segundo un burro andaluz...aunque eso no es importante porque quiero presuponer que los burros no entienden de política y les da exactamente igual cuáles son las lindes territoriales).
Hace cuatro años regresé a Válor en busca de respuestas (esas cosas que pasan en la crisis de los cuarenta) y...¿ qué me encuentro por la calle? A la burra Margarita, por supuesto. Cuando uno busca respuestas lo mejor es darse un buen golpe con el pasado y, así, de sopetón, uno entiende que ha sido niño y que ha recorrido un largo camino semejante al constante caminar de los burritos.
Margarita es la burra de Canillo, un hombre tan tierno y tan menudo como su plateado animal. Y Canillo es hijo de Gracia.
Gracia no sabe cuántos años tiene...¿Y el carnet de identidad? me preguntaba mi hija atónita. Y es analfabeta...¿Que no tienen escuela? seguían las alucinaciones de una niña nacida con la escuela en la mochila.
Cuando  conocí a Gracia era recién viuda. En Andalucía es tradición vestirse de negro por la muerte de un familiar por lo menos un año. Pero Gracia, muy cuerda, me dijo "no me pongo de luto porque el negro me afea". Y tiene toda la razón. Le sienta mucho mejor el azul celeste y el rosa, dos de sus colores favoritos.

Gracia no tiene edad, no sabe de letras, le faltan la mitad de los dientes y casi no ha salido de su pueblo, pero su abrazo es un abrazo de vida y su casa está abierta a los viajeros ávidos de unas migas con sardinas. !Para chuparse los dedos! Que los cubiertos son demasiado modernos.